La inseminación artificial es una técnica de reproducción asistida de bajo coste y complejidad. Consiste en la introducción no natural de un volumen de espermatozoides en el útero de la mujer para lograr la fecundación del óvulo y un embarazo. Es un procedimiento indoloro y menos invasivo que la fecundación in vitro (FIV).
En función del origen de la muestra de semen empleada, podemos hablar de dos tipos de inseminación:
Cuando se utiliza el semen de la pareja.
Cuando se utiliza el semen de un donante, en estos casos la probabilidad general de éxito es mayor.
Esterilidad femenina por factor cervical.
Endometriosis leve o moderada.
Alteraciones en el ciclo ovulatorio: en los casos de síndrome de ovario poliquístico (SOP), anovulación o problemas en la fase folicular.
Imposibilidad de depositar el semen en la vagina: eyaculación retrógrada, vaginismo, eyaculación precoz, impotencia sexual.
Factor masculino leve.
Esterilidad de origen desconocido.
Esterilidad de causa inmunológica.
Previamente a la inseminación, la muestra de semen ha sido procesada mediante una técnica denominada capacitación. Para llevar a cabo la técnica, el ginecólogo introduce una cánula por vía transvaginal para alcanzar la cavidad uterina y depositar ahí la muestra de semen capacitado. Se realiza durante el periodo ovulatorio de la mujer para maximizar las probabilidades de éxito. Desde la cavidad uterina, los espermatozoides deben alcanzar la trompa de Falopio, dónde se encuentra el óvulo, para lograr la fecundación.
La inseminación artificial puede realizarse en ciclo natural (sin medicación) o precedida de un tratamiento hormonal. La estimulación hormonal se basa en la administración de bajas dosis de gonadotropinas para estimular de manera suave el desarrollo folicular, que será monitorizado mediante controles periódicos. Cuando el desarrollo folicular es óptimo, se induce la ovulación mediante la administración de hCG (gonadotropina coriónica humana).
Ausencia de pareja masculina: mujeres solteras o parejas lesbianas.
Enfermedades genéticas del hombre cuya transmisión a la descendencia no se puede evitar mediante diagnóstico genético preimplantacional (DGP).
Factor masculino severo: en el caso de que tras varios ciclos de ICSI no se haya conseguido una gestación y las características de la mujer sean favorables a esta técnica.
Enfermedades de transmisión sexual en el varón: si tras varios lavados no se puede garantizar que no haya virus en el semen, es decir, que hay riesgo de infectar a la pareja.
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