El hecho de que la fecundidad disminuya con la edad de la mujer se debe a varios factores. Por un lado, las células germinales femeninas no se replican durante la vida adulta y el número de ovocitos disponibles (reserva ovárica) se va agotando desde el nacimiento.
Por otro lado, la calidad de estos ovocitos va disminuyendo con la edad, debido principalmente a un aumento de la tasa de aneuploidías en el ovocito. Esta mayor tasa de aneuploidías se debe, fundamentalmente, a un incremento en la frecuencia de errores cometidos por agentes implicados en la regulación del ensamblaje del huso meiótico. El aumento de anomalías cromosómicas a nivel ovocitario conlleva una mayor tasa de aborto y un mayor riesgo de aparición de cromosomopatías en el feto. En la Figura 7 se representa gráficamente la disminución de la fertilidad y el incremento de la tasa de aborto a medida que aumenta la edad de la mujer. Ambas tasas varían de manera exponencial, de forma que la pérdida de fertilidad es especialmente crítica a partir de una media de edad materna de 35 años.