Pautas durante el tratamiento

Una vez se ha realizado la fecundación in vitro (FIV) y se obtienen los embriones, en algunos casos podemos disponer de varios embriones para transferir, y el objetivo es procurar conseguir el embarazo lo antes posible, y para ello, seleccionar el embrión que presente mejor pronóstico como primera opción.

Si bien es cierto que los embriones viables que pueden tener un pronóstico menos bueno, no significa que no tengan posibilidades de dar embarazo, pero al presentar un poco menos, no son los que se priorizan a la hora de transferir.

Para seleccionar el mejor embrión para su transferencia se usan diferentes clasificaciones y filtros:

  • Morfología: por la forma que presentan, el número de células, su simetría, su tamaño… su apariencia en general, se catalogan los embriones en calidades que van desde la A a la D (siendo A la mejor calidad). Estas calidades indican tasa de embarazo esperada basada en estudios realizados sobre embriones de dicha calidad.
  • Morfocinética: gracias al uso de la tecnología Time Lapse, no solo se puede apreciar la apariencia de los embriones en un momento puntual para clasificarlo por calidades, sino que además permite su observación continua (en vídeo), dando mucha más información y distinguiendo eventos muy relevantes y significativos en la evolución de los embriones. Estos eventos pueden diferenciar embriones entre sí, ayudando a priorizar aquellos con mejor pronóstico.
  • Euploidía: al realizar una biopsia del embrión y su posterior análisis genético podemos determinar su estado de euploidía, que significa que cromosómicamente no presenta ninguna anomalía detectada, es decir, que es normal en el número de cromosomas.
  • Análisis genético no invasivo: en los casos en los que la biopsia del embrión no esté indicada o recomendada, existe la posibilidad de realizar una prueba semejante, pero de manera no invasiva. El estudio es equivalente, aunque no afecta al embrión porque la muestra es tomada del medio en el que se encuentra. Al ser así, el resultado que nos indica es de nuevo un orden de prioridad basado en el pronóstico de embarazo que tiene cada embrión en función de su genética.

Una cuestión que plantea muchas dudas en las pacientes e incluso en algunos profesionales es determinar la fecha de parto tras un tratamiento de Reproducción Asistida.

Cada vez hay más variantes en los tratamientos de Reproducción Asistida: Inseminación Artificial, FIV con transferencia el 2º día, el 3º día, el 5º día, el 6º día, Transferencia de embriones congelados en ciclos sustituidos (con estrógenos y progesterona), transferencias en ciclos naturales, etc…

Desde hace cientos de años sólo se conocía el período de tiempo que transcurría desde la última menstruación hasta el parto, de hecho se pensaba que la fecundación ocurría en la menstruación. Este periodo de tiempo es exactamente de 280 días (28 días x 10 veces). Si queremos usar el calendario Gregoriano (cuyos meses excepto Febrero alternan entre 30 y 31 días) el parto se produce alrededor de 9 meses + 5 días después del inicio de la última regla. Esto permanece inamovible desde tiempos inmemoriales.

Como en realidad la fecundación se produce el día de la ovulación, en las mujeres que tienen ciclos más largos (ovulan más tarde) o ciclos más cortos (ovulan antes) el cálculo de la fecha de parto contando desde la regla no es apropiado.

El cálculo de la fecha de parto es mucho más fiable cuando se cuentan 266 días desde la fecundación u ovulación, pero ¿Cuántas mujeres saben exactamente cuando han ovulado?

Las mujeres que se someten a técnicas de Reproducción Asistida conocen exactamente el día de la ovulación puesto que coincide con el día de la extracción de los óvulos, fecundación o inseminación. En ese preciso instante comienza a contar realmente el tiempo.

Las mujeres que desconocen la fecha de ovulación (266 días antes del parto) suelen contar desde la única fecha que conocen que es la fecha que comenzó la regla. En este caso deben contar 280 días que resultan de agregar a los 266 días de la gestación los 14 días que suelen mediar entre regla y ovulación (siempre que sus ciclos sean regulares de 28 días), en caso de ciclos irregulares deben calcularlo por la medida del embrión en la primera ecografía.

No debe contarse desde la fecha del transfer, pues este es variable entre 2 y 6 días después de la fecundación. Cuando se trata de un transfer de embriones congelados o de embriones de donante contaremos como fecha de fecundación al día de inicio del aporte de Progesterona ya que esta hormona aparece en el organismo coincidiendo con el día de la ovulación.

Para que todos podamos entendernos, se ha establecido que la fecha de parto sería 280 días después desde el primer día de la regla sólo en mujeres con ciclos regulares de 28 días.

Para el resto de mujeres, que conocen exactamente la fecha del coito fecundante, de ovulación, fecundación, inseminación o de inicio de aporte de Progesterona, se considerará la fecha probable de parto 266 días tras este día y la fecha corregida de «última regla» la que antecede en 14 días a la fecundación para poder contar los 280 días tradicionales.

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